Alrededor de 1300, se usaba para referirse a "una parte o un órgano del cuerpo, una parte integral del cuerpo de un animal que tiene una función específica" (en plural, "el cuerpo"). Proviene del francés antiguo membre, que significa "parte, porción; tema, asunto; extremidad, miembro del cuerpo; integrante" de un grupo, entre otras cosas. Esta palabra se deriva del latín membrum, que también significa "extremidad, miembro del cuerpo, parte". Se cree que tiene sus raíces en el protoindoeuropeo *mems-ro, que proviene de la raíz *mems-, que significa "carne, carne comestible". Esta misma raíz dio lugar a términos en sánscrito como mamsam ("carne"), en griego como meninx ("membrana") y mēros ("muslo", refiriéndose a la parte carnosa), y en gótico como mimz ("carne").
En el uso cotidiano, la palabra se refiere a "uno de los miembros o extremidades del cuerpo". Especialmente se usaba para "el órgano sexual" (alrededor de 1300, similar al latín membrum virile, aunque en inglés originalmente se aplicaba tanto a mujeres como a hombres). Con el tiempo, adquirió un sentido figurado en el siglo XIV, aludiendo a "cualquier cosa que se asemeje a una parte del cuerpo". Así, pasó a significar "una parte componente de un todo, un elemento constitutivo de una estructura compleja, o uno de varios componentes asociados o entidades".
El sentido transferido de "persona que pertenece a un grupo" se documenta desde mediados del siglo XIV. Surge de la idea de "una persona considerada en relación con un conjunto de individuos al que pertenece", especialmente alguien que se ha unido o ha sido elegido formalmente como parte de una asociación o entidad pública. Este significado se vio reforzado, si no directamente influenciado, por el uso de member en la teología y el discurso cristiano a partir de mediados del siglo XIV para referirse a "un cristiano" (un "miembro" de la Iglesia entendida como el "Cuerpo de Cristo"). La acepción de "quien ha sido elegido para el parlamento" apareció a principios del siglo XV.