Hacia finales del siglo XIII, la palabra se usaba para referirse a un "período largo pero indefinido en la historia humana." Proviene del francés antiguo aage, eage (del siglo XII, en francés moderno âge), que significa "edad; vida, duración de la vida, longevidad; madurez." Anteriormente, se usaba edage (siglo XI), que a su vez venía del latín vulgar *aetaticum. Este es el mismo origen que tiene en español edad, en italiano eta y en portugués idade, que también significan "edad." La forma extendida en latín era aetatem (en nominativo aetas), que se traducía como "período de vida, edad, duración de la vida, años." Esta, a su vez, provenía de aevum, que significaba "vida, eternidad, edad" y se relacionaba con la raíz indoeuropea *aiw-, que evocaba conceptos como "fuerza vital, vida" o "larga vida, eternidad."
Con el tiempo, la palabra fue desplazando al término nativo eld (en inglés antiguo eald), que también significaba "vejez; una edad; la edad como período de la vida." El significado de "tiempo que algo ha vivido, longitud o etapa particular de la vida" comenzó a usarse a principios del siglo XIV. Desde entonces, se asoció especialmente con "vejez," y ya en el siglo XIV se utilizaba para referirse a "los efectos de la vejez" (como debilidad, senilidad, etc.).
En geología, el término se emplea para describir grandes períodos en la historia de la Tierra desde 1855. En arqueología, se usó a partir de 1865 (como en Stone Age, "Edad de Piedra," etc.), nombrando las épocas según los materiales utilizados para fabricar armas y herramientas. A veces, en el inglés moderno temprano, se usó para referirse a "un siglo" (similar al francés siècle, que significa "siglo," literalmente "una edad"). De ahí proviene el uso en plural en expresiones como Dark Ages (Edad Media) y Middle Ages (Edad Media). La expresión act (one's) age, que significa "comportarse con la madurez adecuada," se documenta desde 1927.