Finales del siglo XIV, teste, "pequeño recipiente utilizado para ensayar metales preciosos," proviene del francés antiguo test, que a su vez viene del latín testum "olla de barro" (especialmente en latín medieval "recipiente de barro en el que se prueban los metales"). Este término está relacionado con testa "cáscara de moluscos," testudo "tortuga." En el trabajo de Watkins y otros, se deriva de la raíz protoindoeuropea *teks- "tejer," que también significa "fabricar." Sin embargo, de Vaan (2008) señala que "la derivación de la raíz *tek- 'construir' es poco probable por razones semánticas," y añade que "la palabra testa es probablemente un préstamo, como suelen ser las palabras para recipientes."
El significado de "prueba o examen para determinar la corrección de algo" se registra desde la década de 1590 (Nashe, usando una metáfora del sentido metalúrgico); de ahí surge "cualquier prueba o examen crítico." La comparación se hace con el proceso de determinar la calidad de un metal al fundirlo en un recipiente. Para la época de Johnson (1755), test ya podía referirse en general a "un medio de prueba."
En mecánica, se refiere a "una acción destinada a establecer las propiedades físicas de materiales o construcciones," enfocándose en la durabilidad, seguridad, etc. (como en crash-test), y se documenta desde 1877. El término test-drive (v.) para referirse a la prueba de un automóvil aparece en 1954.
El significado de "procedimiento para determinar y medir el logro académico, la inteligencia innata, etc." se registra en 1905, "en contextos académicos y similares, generalmente implicando un procedimiento más simple y menos formal que un examen" [OED, 1989].
Con el verbo put (put to the test) se documenta en 1778, y esta forma se volvió común a principios del siglo XIX; anteriormente se usaba la expresión bring to the test (Shakespeare).
En el ámbito legal, test case se registra en 1841. En referencia al desarrollo de armas nucleares, test-ban aparece en 1958. En la historia inglesa, Test Act se aplicó a diversas leyes destinadas a excluir a católicos y disidentes de los cargos públicos (especialmente la de 1673, derogada en 1828) al requerir juramentos de lealtad y supremacía, suscripción a doctrinas o recepción de sacramentos contrarios a sus creencias.