A mediados del siglo XIV, la palabra se utilizaba para referirse a "un sistema distintivo de creencias u observancias sostenido por un grupo de personas; una facción o escuela dentro de una religión." Proviene del francés antiguo secte o sete, que significaba "secta, comunidad religiosa" (siglo XIV), y se deriva directamente del latín tardío secta, que se traducía como "grupo religioso, secta en filosofía o religión," especialmente aquellas consideradas heréticas. Este uso es una evolución particular del latín secta, que originalmente se refería a "modo, manera; seguimiento; escuela de pensamiento; curso, sistema," y literalmente significaba "un camino, una senda, un trayecto marcado." Provenía del femenino de sectus, una variante del participio pasado de sequi, que significa "seguir" (derivada de la raíz indoeuropea *sekw- (1), que también significa "seguir"). Con el tiempo, el sentido general de "aquellos que comparten una determinada forma de pensar o vivir" se consolidó a finales del siglo XIV.
En el desarrollo del latín tardío, la idea detrás de la palabra era "aquellos que siguen el camino de alguien." Sin embargo, parece que su historia se ha entrelazado con la de la palabra latina secta, que es el participio pasado femenino de secare, que significa "cortar" (también de la raíz indoeuropea *sek-, que significa "cortar"). El significado de "organización religiosa separada, denominación" se documenta desde la década de 1570 en un contexto protestante y parece implicar más la idea de un grupo "cortado" o separado de un cuerpo principal.
Además, en el inglés medio, se usaba generalmente para describir una clase de personas o cosas, una especie o raza, incluso un atuendo distintivo, y en ocasiones también se refería al sexo, quizás por confusión con esa palabra.