Alrededor del año 1200, el término saven se utilizaba para expresar la idea de "liberar a alguien de un peligro, rescatarlo de una situación arriesgada, llevarlo a un lugar seguro." También podía significar "prevenir la muerte de alguien" y, en un sentido más espiritual, "liberar de pecado o sus consecuencias, admitir a alguien en la vida eterna, alcanzar la salvación." Este término proviene del francés antiguo sauver, que significa "mantener a salvo, proteger, redimir." A su vez, este término se deriva del latín tardío salvare, que significa "hacer seguro, proteger," y este a su vez proviene del latín clásico salvus, que significa "salvo, seguro." La raíz indoeuropea de este último es *sol-, que significa "entero, bien conservado."
Desde alrededor del año 1300, el verbo comenzó a usarse en el sentido de "reservar algo para un uso futuro, retener, almacenar en lugar de gastar." De ahí surgió el significado de "mantener la posesión de algo," que se documenta a finales del siglo XIV. También, desde aproximadamente 1300, se empleó como una especie de preposición, significando "sin perjuicio o daño para," influenciado por cognados en francés y latín.
La expresión save face (1898) se registró por primera vez en la comunidad británica en China y se dice que proviene del chino. Sin embargo, no se ha encontrado en textos chinos, aunque tiu lien, que significa "perder la cara," sí existe. Por otro lado, la frase save appearances, que significa "hacer algo para evitar ser expuesto o avergonzado," data de 1711. Anteriormente, se usaba la expresión save (the) appearances, un término filosófico que se remonta a la antigua Grecia y se refiere a una teoría que explica los hechos observados.
La construcción not (do something) to save one's life se documenta desde 1848. La expresión save (one's) breath, que significa "dejar de hablar o discutir en una causa perdida," aparece en 1926.