Alrededor del año 1200, se usaba la palabra para referirse a la "confianza en la veracidad, integridad u otras virtudes o principios sólidos de alguien o algo; fe religiosa." Probablemente proviene del nórdico antiguo traust, que significa "ayuda, confianza, protección, apoyo." Su origen se encuentra en el protogermánico, en el sustantivo abstracto *traustam, que también dio lugar al frisón antiguo trast, al neerlandés troost (que significa "consuelo, confort"), al alto alemán antiguo trost (que se traduce como "confianza, fidelidad"), al alemán moderno Trost (también "consuelo, confort"), al danés trøst y al gótico trausti ("acuerdo, alianza").
Se reconstruye que proviene del protogermánico *treuwaz, que es la raíz del inglés antiguo treowian ("creer, confiar") y treowe ("fiel, digno de confianza"). Esta última se deriva de la raíz indoeuropea *deru-, que significa "ser firme, sólido, inquebrantable." Se puede comparar con el verbo trow y el adjetivo true.
La palabra se documenta desde alrededor del año 1300 con el significado de "fiabilidad, confianza; fidelidad, lealtad." A finales del siglo XIV, también se usó para expresar "expectativa confiada" y "aquello en lo que uno confía."
Desde principios del siglo XV, se registró en el ámbito legal para describir la "confianza depositada en una persona que posee o disfruta del uso de una propiedad confiada a ella por su dueño legítimo." A mediados del siglo XV, adquirió el sentido de "condición de ser legalmente encargado," lo que llevó a significar "aquello que se confía a alguien para su custodia o uso."
El significado de "empresas organizadas para reducir la competencia; una organización que controla varias corporaciones bajo una misma dirección" por parte de un grupo de accionistas mayoritarios se atestigua en el ámbito legal desde 1877. Este uso se convirtió en un tema político candente en Estados Unidos, dando lugar al término trust-buster, que se registró en 1903.