Desde finales del siglo XIV, la palabra se usaba para referirse a "el destino o la suerte de alguien; el curso de vida predeterminado;" también podía significar "el espíritu guía de una persona." Proviene del francés antiguo fate y del latín fata, que también dio lugar a palabras como hado en español, fado en portugués y fato en italiano. En latín, fata es el plural neutro de fatum, que significa "declaración profética sobre lo que debe ser, oráculo, predicción." Así, el significado habitual de la palabra en latín era "lo que está ordenado, el destino, la fatalidad," es decir, "lo que ha sido hablado (por los dioses)." Esta última parte proviene del participio pasado neutro de fari, que significa "hablar," y tiene su raíz en el protoindoeuropeo *bha- (2), que también significa "hablar, contar, decir." En latín, a menudo tenía una connotación negativa, refiriéndose a "la mala suerte, la fortuna adversa; un infortunio, ruina; una plaga o peste."
A partir de principios del siglo XV, la palabra empezó a usarse para describir "el poder que rige los destinos, la agencia que predetermina los eventos; una predestinación sobrenatural;" y también para "el destino personificado." El significado de "lo que debe ser" se estableció en la década de 1660, mientras que la noción de "evento final" apareció en 1768. La evolución del sentido en latín pasó de referirse a "la sentencia de los dioses" (en griego theosphaton) a "suerte, porción" (en griego moira, que era personificada como una diosa en las obras de Homero).
La idea de "una de las tres diosas (Cloto, Lajesis y Átropos) que determinaban el curso de la vida humana" (o, como lo describe Blount, "las tres Damas del destino") ya se encontraba en inglés en la década de 1580. Su nombre en griego era Moirai (como se mencionó antes), derivado de un verbo que significa "recibir la parte que le corresponde." En latín, Parca se refería a "una de las tres Parcas o diosas del destino" (de ahí proviene el francés parque, que significa "una Parca," y el español parca, que personifica la Muerte; el Segador). Este término podría derivar de parcere, que significa "actuar con moderación, abstenerse de; tener misericordia, no dañar ni castigar" (si es así, probablemente se usaba como un eufemismo aquí) o de plectere, que significa "tejer, trenzar." En inglés, la palabra nativa era wyrd (ver weird).
J'y suivais un serpent qui venait de me mordre
Quel repli de désirs, sa traîne!...Quel désordre
De trésors s'arrachant à mon avidité,
Et quelle sombre soif de la limpidité!
[Paul Valéry, from La Jeune Parque]
J'y suivais un serpent qui venait de me mordre
Quel repli de désirs, sa traîne!...Quel désordre
De trésors s'arrachant à mon avidité,
Et quelle sombre soif de la limpidité!
[Paul Valéry, de La Jeune Parque]